ARTICULO SOBRE LOS FALSOS 100 AÑOS DE LA IGLESIA EVANGELICA PENTECOSTAL.

AVISO IMPORTANTE: Producto de que la información emanada de las ultimas Conferencias debe ser debidamente procesada y ordenada, para no incurrir en errores que luego se deban enmendar, es que tardaremos un momento en publicar el artículo referente a los cambios y acuerdos de importancia, y la opinión que nos merecen los mismos (sobre todo los referente a hechos de corrupción que han afectado a nuestra iglesia) tomados en el evento antes referido.
Por lo anterior, rogamos a nuestros lectores tener un poco de paciencia, pues dentro de corto plazo publicaremos el artículo en cuestión.


EDITORES IEPCORRUPTA.


REFLEXIONES SOBRE LAS CELEBRACIONES DEL FALSO CENTENARIO DE LA IEP.

o

Reconociendo el verdadero origen de la

Iglesia Evangélica Pentecostal.

I: Introducción.

Es un lugar común dentro de nuestra hermandad y de nuestros pastores, el pensar y sostener que la institución llamada Iglesia Evangélica Pentecostal, surgió en el lejano año 1909, y que por ende esta pronto a cumplir 100 años. Nada más alejado de la realidad.

También, suele afirmarse que en una época existió en nuestro país una gran Iglesia Pentecostal, de la cual se separaron en una lejana época la que hoy es la Iglesia Metodista Pentecostal (o Iglesia de Jotabeche como muchos la llaman), y la Iglesia Evangélica Pentecostal (o segunda Iglesia como los hermanos de la IMP nos llaman). Las versión sobre las razones de la separación de una y otra iglesia, dependen de quien cuente la versión.

Los hermanos de la IEP, suelen afirmar que un ambiciosos pastor llamado Manuel Umaña (primer Obispo IMP), “usurpó” indebidamente el poder, y que desconoció la autoridad del Rvdo. Hoover, llevando adelante una serie de maquinaciones tendientes realizar un “golpe de poder” que lo pusiera en el cargo de Superintendente. Agregan los seguidores de esta versión, que ante la lamentable situación, y luego de un prolongado litigio, se acordó la separación quedándose Umaña con el nombre originario de la iglesia, y los seguidores de Hoover, se quedaron con sus templos, los cuales luego fueron la Iglesia Evangélica Pentecostal. En esta versión, los actuales IMP se separaron de la verdadera autoridad que era Hoover, y por ende, al ser este el iniciador del avivamiento pentecostal, la IEP es la actual portadora de la “tradición pentecostal”, o por lo menos es su corriente principal.

Por otro lado, los hermanos de la IMP, sustentan una versión completamente distinta, afirman que quien provocó el quiebre institucional fueron los seguidores de Hoover, quienes, no respetaron los estatutos vigentes, primero al no someterse el mismo Hoover a un Tribunal Eclesiástico de Presbíteros que lo juzgó y condeno por actos pecaminosos de índole sexual contra la juventud de su iglesia, y luego al no someterse a la Conferencia de la Iglesia. Para esta versión la IMP por su nombre, y por estatutos, es la verdadera depositaria de la “tradición pentecostal chilena”.

Existe una tercera versión, que podríamos llamar más light, o deshuesada, en la cual se deja de lado todo conflicto grave, y se dice que la separación surgió de un desacuerdo en los usos de las iglesias, sobre todo, en la forma de realizar el canto congregacional y coral, en el sentido que algunos gustaban de los instrumentos musicales, y otros no. Los primeros se quedaron como IMP y los segundo como IEP, esta es la versión mas popular, sobre todo entre el “pueblo llano” de ambas iglesia.

II: La Iglesia Metodista Pentecostal y la Iglesia Evangélica Pentecostal, la división entre Umañistas y Hooverianos,

Despejado lo anterior, analicemos con mente fría, sin sentimentalismos -sin sustento racional-, sobre la base de evidencias documentales, lo que ocurrió y provocó el efectivo nacimiento de nuestra iglesia, y la gran separación del pentecostalismo chileno.

Como se sabe, el pentecostalismo chileno, surgió del quiebre que el pastor de nacionalidad norteamericana de la Iglesia Metodista Episcopal Willis C. Hoover tuvo con referida iglesia en razón de una serie de experiencias nuevas que eran rechazadas por dicha institución eclesiásticas, y que hoy suelen denominarse “manifestaciones del Espíritu Santo”, o simplemente “manifestaciones del Señor”. Esta historia se encuentra detalladamente descrita en el llamado “Libro del Avivamiento” escrito por el Rvdo. Hoover, en el cual este relata todo el proceso antes descrito (para una mejor comprensión del presente artículo se recomienda leer los primeros artículos del referido libro).

Ahora bien, una vez consumado el quiebre “institucional” entre Hoover –pastor de Valparaíso- y la Iglesia Metodista Episcopal, otro tanto ocurriría en Santiago con las congregaciones de dicha iglesia en la capital. En efecto, La llamada Primera Iglesia Metodista Episcopal (hoy Jotabeche) y la Segunda Iglesia Metodista Episcopal (hoy Sargento Aldea), por medio de sus respectivos líderes “invitaron” al Pastor Hoover a que fuera su Superintendente, puesto que era el único que contaba con la ordenación de pastor y que además ejercía dicho cargo –el de Superintendente- al interior de la Iglesia Metodista Episcopal.(aunque se debe tener presente que el Superintendente dentro de aquella iglesia era mas o menos parecido a lo que hoy nosotros conocemos como jefe de zona).

Sin embargo, debe recordarse que durante los primeros años, era bastante complicado institucionalizar con persona jurídica una iglesia disidente a la Católica, toda vez, que en Chile aún no existía libertad religiosa, puesto que el Estado era un Estado Confesional (es decir, que se declaraba constitucionalmente Católico). Por lo mismo, la primitiva organización fue bastante irregular, y solo se sustentó en una relación igualitaria entre los distintos pastores que fueron surgiendo de la que desde el comienzo del quiebre se autodesignó Iglesia Metodista Pentecostal.

En este orden de cosas, el Pastor Hoover, tenía que ser ratificado anualmente en su cargo de Superintendente por la Conferencia de Pastores y apoderados y luego cuando se pudo obtener la primera personalidad jurídica, esta situación de ratificación del cargo se mantuvo, y debía hacerse por la asociación de apoderados de la Iglesia Metodista Pentecostal (cuyo primeros estatutos datan del año1929).

Como se puede ver, la situación del Superintendente Hoover, desde 1909 hasta el quiebre con Umaña, era una situación bastante distinta de la que actualmente mantienen nuestro Superintendente, pues el primero, no era vitalicio, sino que tenía una duración anual (sin perjuicio de poder ser reelegido indefinidamente), y además debía pastorear su propia iglesia (la de Valparaíso), y en todo su obrar debía obediencia a lo ordenado por la Conferencia de Pastores, apoderados y delegados de la iglesia.

Sin embargo, con el avanzar del tiempo, el Pastor Hoover, avanzado de edad, comenzó a delegar sus funciones en las figuras de los "ayudantes de Superintendente", los cuales eran los pastores históricos de Santiago, Víctor Pavez –Sargento Aldea- y Manuel Umaña -Jotabeche-. Y es aquí donde la historia de la iglesia, comienza a teñirse de elementos bastantes oscuros que terminaran en el tristemente famoso “cisma de los treinta”.

Ahora bien, ¿Cuáles son los orígenes verdaderos de dicho cisma?, con mente despejada analicemos la evidencia documental histórica que se nos presentan a la vista.

Pero antes de eso, dejemos en claro una serie de puntos que no admiten discusión alguna

La Iglesia Evangélica Pentecostal, como institución, y más específicamente, como Corporación de Derecho Privado adquirió su personalidad jurídica por Decreto Supremo Nº 2424 de junio del año 1940.

La Iglesia Evangélica Pentecostal, en consonancia con lo anterior se originó como organización por un apartamiento, desde el seno de la Iglesia Metodista Pentecostal en la Conferencia de esta del año 1933, debido a un “movimiento separatista” encabezado por el pastor Willis Hoover, quien se desvinculo de dicha misión junto a un grupo de pastores disidentes fieles a él.

Ahora surge una nueva pregunta ¿Cuál fue el motivo de estos pastores para separarse? Y la respuesta, que para muchos es desconocida, es la que queremos hoy junto a nuestros lectores analizar.

Para responder a la pregunta antes formulada, debemos retrotraernos al mes de noviembre de 1932, año en el cual nos encontramos con un anciano pastor Hoover siendo juzgado por un Tribunal Eclesiástico de Presbíteros de la Iglesia que se constituyó en Valparaíso, para juzgar a dicho pastor de actos inmorales de carácter sexual realizados en contra de la juventud. El Tribunal antes descrito finalmente fallo el caso contra el Pastor Hoover de la siguiente manera.

EL ACTA DEL TRIBUNAL ES LA SIGUIENTE:

“El Jurado nombrado para ver el caso de acusación en contra del Pastor Willis C Hoover, constituido en Valparaíso, el 1° de Noviembre de 1932, y designado por el Pastor Hoover, compuesto por los siguientes hermanos: Víctor Gatica, Guillermo Castillo, Oraldo Rojas, Benjamín Hernández, Julio Rodríguez y Manuel Umaña, Superintendente por indicación y presentación del Pastor Hoover para actuar en su caso y, además, fue presentado a la Junta de Oficiales de la Iglesia con esta designación.

Constituidos estos hermanos para oír los testigos de estas acusaciones vistas y oídas en contra del Pastor Hoover, después de oír los numerosos cargos hechos verbalmente y careados con el acusado como ha quedado constancia en las actas.

Por consiguiente, el Tribunal se constituyó en estudio del sumario en todas sus partes, llegando al acuerdo unánime que hubo pecado en las tocaciones y motivo de perversión de la juventud, y por estas causas anteriormente anotadas, queda imposibilitado de servir como ministro de Dios, porque estas actividades de que se le acusa están condenadas por la Santa Palabra de Dios, que es nuestra guía para conducir nuestros pasos al cielo.

La comisión de Pastores, por acuerdo unánime, pide que el Pastor de la Iglesia Willis C.Hoover haga una confesión a la Iglesia en una reunión pública esclareciendo y reconociendo sus faltas de que es acusado y presente la renuncia de su cargo pastoral.

Que el Presidente de la Comisión de Pastores declare a la Iglesia que se pronuncie si su Pastor debe continuar siéndolo en lo sucesivo. Cuya declaración el Presidente no alcanzó a hacer, por haberse adelantado la congregación, lo que dejó de manifiesto que la Congregación estaba preparada de antemano para esta petición, ocasionando esto un gran desorden.

Por lo tanto, acuerda este Tribunal separarle de su puesto.

Presentamos estos fallos a la Conferencia Anual de Pastores, en cumplimiento de nuestro deber y en beneficio de la obra en general.

Firman:-Julio Rodríguez G-Domingo Taucán-Oraldo Rojas-Benjamín Hernández-Manuel Umaña.

Nota.- Dejamos constancia que falta un miembro, G.Castillo, por estar enfermo.

___________

Los señores Oraldo Rojas, Benjamín Hernández, Domingo Taucan y Manuel Umaña reconocieron ante mi como suyas las firmas del presente documento.-Santiago, 24 de Noviembre de 1932.-Los comparecientes reconocieron además la firma de Don Julio Rodríguez y declararon era auténtica.-Vale.

Fdo.-Luis Azocar: Hay un timbre de la Notaría de don Luis Azócar Alvarez.”

(El Acta transcrita precedentemente fue tomada de la Revista Chile Pentecostal, correspondiente a los meses de junio-julio del año 1935, órgano oficial del la Iglesia Metodista Pentecostal).

Por su parte, la Revista Fuego de Pentecostés Nº 56, órgano oficial del grupo de pastores leales al superintendente Willis Hoover, correspondiente al mes de mayo del año 1933, publicó lo siguiente:

“NOSOTROS, LOS QUE FIRMAMOS, MIEMBROS DE LA CONFERENCIA DE LA IGLESIA METODISTA PENTECOSTAL, Y DE LA ASOCIACIÓN DE LOS APODERADOS DE LA IGLESIA DE LA IGLESIA METODISTA PENTECOSTAL. HACEMOS LA SIGUIENTE DECLARACIÓN:

Por cuanto nuestro Superintendente, el Pastor de la Iglesia en Valparaíso. W.C. Hoover, habiendo sido procesado por un tribunal de Presbíteros en Valparaíso, en los días 17, 18 de Noviembre de 1932, compuesto de los Presbíteros Manuel Umaña, Guillermo Castillo, Víctor Gatica, Oraldo Rojas, Julio Rodríguez y Benjamín Hernández, presidido por Manuel Umaña, quien era ayudante de Superintendente en 1932 según acuerdo de la Conferencia de Rancagua de 1929, y fue designado por el Superintendente para actuar en el proceso como superintendente, y ,

Por cuanto dicho tribunal falló el día 18 de Noviembre de 1932 y el Pastor cumplió este fallo en la presencia del Tribunal el día 20 de Noviembre, aún sin ser firmado el fallo; y por cuanto consideramos que dicho cumplimiento de FALLO FINAL DEL ASUNTO constituye el completo término del proceso contra el Pastor W.C Hoover.”

Por tanto, DECLARAMOS que el Pastor W.C Hoover es siempre Pastor de la Iglesia en Valparaíso, como fue declarado por el Presidente del Tribunal que actuó en su caso, Superintendente nuestro, y lo reconocemos como tal. Y

Por cuanto el ayudante de Superintendente alterna entre Víctor Pavez y Manuel Umaña anualmente, por acuerdo de la Conferencia tomado en Rancagua, y en el año de 1933 corresponde al Pastor Víctor Pavez.

Por tanto, DECLARAMOS que Víctor Pavez es Ayudante de Superintendente y le reconocemos como tal. Y

Por cuanto, en la Conferencia Anual, celebrada en la Iglesia de Jotabeche en los días 18-23 de enero, un bloc de miembros, 11 en número, obraron en atropello de toda justicia, cometiendo incorrecciones insoportables , y por causa de estas incorrecciones el Secretario se negó de firmar las Actas de la Conferencia,

Por tanto, DESCONOCEMOS todo acto de dicha Conferencia, y de consiguiente desconocemos su autoridad, especialmente en relación a la Iglesia de Valparaíso, y de su Pastor.

(Firmados): Víctor Gatica, Jose Toro, Samuel Urrutia, Onofre Becerra, Juan Duran, Julio Zumaeta, Víctor Pavez Toro, Guillermo Castillo, Anibal Vilches.

Se adhieren a estos acuerdos aunque no estuvieron presentes en Valparaíso y firman la presente los Pastores Eleodoro Tapia y Carlos Sandoval.”

De la evidencia presentada nótese que la separación surgió, no solo de una pugna de poder, sino también de un incumplimiento de la resolución emitida por un Tribunal Eclesiástico de la Iglesia, así las cosas, la Iglesia Evangélica Pentecostal debe reconocer que su verdadero origen surgió de una separación, y que esa separación estuvo vinculada a hechos bastantes complicados de pugnas no espirutales, sino bastantes mundanas.

Así los que nos paramos frente a l situación del Pastor Hoover nos encontramos ante una gran paradoja hostórica, puesto que podemos concluir; o que el pastor Hoover verdaderamente cometió los graves hechos de que se le acusa, o fue juzgado injustamente por un Tribunal que respondía solo a intereses de cúpula de poder (tal cual como actúa hoy la cúpula de nuestra iglesia).

Pero con todo, mas allá de la posición que tomemos, debemos reflexionar que si bien debemos respetar a los pastores que nos presidieron en el pasado, estos son seres humanos falibles con sus virtudes y defectos y no semi-dioses, que deben ser objeto de nuestra idolatría (se dice por parte de otras iglesias que nosotros adoramos a Dios al Pastor Hoover, y a nuestros Templos); y debemos darnos cuenta que somos aún una iglesia joven, una iglesia pequeña, con apenas 68 años de trayectoria, y que como veremos, no debemos hacer una ostentación vergonzosa por un centenario que no existe, y cuyas falsas celebraciones tienen solo por finalidad engrandecer a los hombres y no a Dios.

III: El falso centenario de la IEP, consideración crítica de las razones "políticas de la celebración".

Visto todo lo anterior, podemos concluir que las celebraciones de los 100 años de la iglesia es UNA VIL Y MAQUINADA MENTIRA, pues la Iglesia Evangélica Pentecostal ni siquiera se imaginaba que existiría en 1909.

Además existe la errada visión de atribuir un movimiento de carácter espiritual a un solo hombre. Se debe recordar que el Espíritu Santo es quien guía a su iglesia, y que su obra dentro de la misma ha estado siempre presente desde la fundación de la Iglesia cristiana.

Luego, existe otra errónea idea, que es que el pentecostalismo es un movimiento aislado y solo chileno, siendo que este movimiento, no ocurrió en 1909, sino que se ingresó a Chile en 1903, y es una repercusión de una serie de movimientos pentecostales ocurridos en Estadios Unidos, en India e inclusive en naciones asiáticas del lejano oriente (leer el Libro del Avivamiento).

Entonces se debe reafirmar que el movimiento pentecostal no puede ser encasillado en el año 1909, sino que responde a un movimiento que surge a finales del siglo 19, y que en nuestra opinión no tiene año ni fecha, pues el Espíritu Santo, no descendió en 1909, sino que siempre ha estado al lado de la Iglesia de Cristo.

Ahora bien, porque tanta pompa y tanta expectación por parte de la cúpula corrupta de la iglesia por celebrar los falsos 100 años.

La respuesta salta a la vista, existen detrás de estas celebraciones, razones políticas de auto reafirmación del poder. Reafirmación que siempre esta presente en las celebraciones masivas, sobre todo si acompaña a estas un pueblo carente de toda critica, como ocurrió en su momento en la Alemania de Hitler en la cual se dieron con bastante ocurrencia estas celebraciones apoteósicas que Sigmund Freud llamó “masturbación política” –refiriéndose a las pomposas concentraciones y celebraciones Nazis de Nuremberg-.

Por lo mismo, podemos concluir, que en Valparaíso, lo que presenciaremos, será un pintoresco desfile de narcisismo institucional. En la cual, colgándose de las gigantografías y de la memoria del Pastor Hoover, nuestros actuales dirigentes procuraran narcotizarse con los vapores de la pleitesía, del agasajo, y de la vacía autocomplacencia.

En Valparaíso, si aún no hay resultados de los juicios penales, se hará cuenta que no existe gente estafada por las propias autoridades de la iglesia, que no existe casos de corrupción, que todo marcha bien. Los presbíteros saludaran a su Superintendente, y dirán en su fuero interno, ojala se muera y quede yo como Superintendente, o ojala no me saquen de mi rica iglesia, y seguirá nuestra lamentable historia, por el carril que la historia nos ha mostrado; una iglesia que no le interesa nada más que el auto complacerse en un centenario que no cumple, en una intachabilidad y respeto que las actuales autoridades le quitaron y en un éxito espiritual con el que ya no cuenta.

Así que antes de despedirnos, queremos desde ya desear a nuestra amada Iglesia Evangélica Pentecostal un feliz cumpleaños número 68 (eso si contamos desde la personalidad jurídica Nº 24/24 del año 1940).

Bibliografía:

Revista Chile Pentecostal de Junio- Julio de 1935-

Revista Fuego de Pentecostés Nº 56 de mayo de 1933 y Nº 79 de abril de 1935.-

El Fuego y la Nieve de Luís Orellana U.

Historia del Avivamiento Pentecostal en Chile. Willis C. Hoover.

(MAS ABAJO PUEDE UD. APRECIAR LA EVIDENCIA DOCUMENTAL EN QUE FUNDAMENTAMOS EL PRESENTE ARTICULO, CON IMAGENES DE CHILE PENTECOSTAL Y DEL FUEGO DE PENTECOSTES ANTES CITADOS).

EDITORES IEPCORRUPTA.


EL DESEO DE ESTE GRUPO EDITORIAL:

QUE LA IGLESIA SEA REFORMADA CONFORME AL MOLDE DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS, Y SIN ESPACIO ALGUNO PARA LA CORRUPCIÓN ESPIRITUAL NI MATERIAL.

Revista Observatorio IEP

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