EDITORIAL: La lucha por el poder en la IEP y la verdadera Iglesia de Jesucristo


Todos los que medianamente conocemos como funciona la IEP por dentro, sabemos que a nivel de pastores se juega un verdadero y crudo juego de tronos, en el cual prima la lucha por el poder puro y duro, esto es, prevalece no el más espiritual sino el que se mueve de mejor forma desde el punto de vista político y estratégico. 

A diferencia de los que muchos piensan, la IEP ha mantendio está constante desde hace muchas décadas, desde antes de la era del Pastor Valencia como Superintendente. Viene desde la lucha por el poder entre los pastores Silva v/s Soto por la sucesión del Superintendente González, e inclusive tiene antecedentes más remotos aún, en la gran lucha por el dominio de la IMP (cuando dicha denominación abarcaba a todo el espectro pentecostal chileno) a finales de los años veinte y principios de los treinta, entre los pastores Umaña y Hoover.

Lo que queremos reafirmar, es que si se hace un estudio detenido de la historia de la IEP, no se puede pasar por alto el hecho de que el manejo del poder, del prestigio, de la autoridad y del dinero por medio de la ocupación de los puestos de toma de decisiones dentro de la IEP ha operado como un factor corrosivo en el nivel espiritual de dicha organización desde siempre.

En este sentido, toda la evidencia histórica parece demostrar que la gente realmente valiosa desde el punto de vista del cumplimiento de los fines espirituales de la IEP como Iglesia ha estado en los hombros de los miles de hermanos anónimos, guías de clase, profesores de escuela dominical, jefes de grupo, y hermanos sin puestos, ni remuneración material alguna, pero comprometidos con la predicación, el preciso consejo y la oración por sus hermanos en la fe, la construcción de templos e infraestructura para poder congregarse, y el apoyo material a la obra (no sólo en dinero sino con trabajo), quienes, al final del día, han sido los que han mantenido realmente al rebaño unido, consituyéndose en efecto, en los verdaderos pilares y ministros de la Iglesia como ente espiritual.

Por el contrario, la ocupación de "puestos" que en el contexto del aparataje institucional-organizativo de la IEP, que permiten manejar esta organización de Derecho público (antes de Derecho privado), debe ser calificado como lo que realmente es, un mero acceso al poder por sobre otros y sobre todo al dinero que las arcas eclesiásticas locales y corporativas.  

En nuestra opinión, es aconsejable no esperar mucho, desde el punto de vista espiritual, de alguién que en el fondo entró a una carrera funcionaria y vive de ella (alimenta y viste a su familia con el dinero de la gente).  Esta ultima afirmación, no pasa por alto que sin lugar a dudas han existido existen pastores institucionalmente nombrados, sean antiguos o sean contemporáneos, que tomaron sobre sí el pastorado en el seno de la IEP con buenas intenciones y no mirando ni al dinero ni al poder como el blanco de su accionar, y que en definitiva no han dejado de ser "hermanos en Cristo", "servidores de sus hermanos", "lavadores de pies", para pasar sentirse "ungidos intocables", "príncipes" o "levitas". No obstante estos buenos pastores, que sirven como hermanos, suelen no participar de la toma de decisiones al interior de la IEP, pues su sistema tiene defecto congénito, como es su inclinación por las apariencias y lo material, que suele en muchas ocasiones ser la raíz de toda la corrupción y abuso en nuestra iglesia. 

Una prueba de esta afirmación, es que los unicos pastores IEP con autoridad espiritual-moral verdadera que van quedando en nuestra iglesia, esos que sacrificaron su vida material (a veces familiar) por la obra, todos y cada uno de ellos, quedan normalmente fuera de la toma de decisiones.

En conclusión hermano lector, desde un punto de vista espiritual, no importa lo que digan los estatutos sobre quienes integran la Iglesia, sino lo que importa es lo que las Sagradas escrituras dicen sobre el sacerdocio universal de los cristianos. Los ministros son hermanos que ministran, nada más, ya no existen castas sacerdotales, un Guía de clase es un minsitro de Dios, y lo son todos los que ministran a sus hermanos.

Las organizaciones con personalidad jurídica y los pastores pasan, pero la hermandad queda, pues ellos son la verdadera Iglesia de Jesucristo.

Editores Observatorio IEP

Sobre las obras supererogatorias y el deber del cristiano


Introducción.
 

En los artículos de la fe de la iglesia Evangélica pentecostal, el artículo XI se titula "De las obras de supererogación".

Dice el referido artículo:

"Las obras voluntarias ejecutadas parte o en exceso de los términos de la ley de Dios, llamadas obras de supererogación, no pueden enseñarse sin arrogancias e impiedad; pues, por ellas declaran los hombres que no sólo rinden a Dios todo lo que es su obligación, sino que por amor a Él hacen aún más de lo que en rigor les exige el deber, siendo que Cristo dice explícitamente-. -2...Cuando hayaís hecho todo lo que os ha sido ordenado, decir: Siervos inútiles somos. pues lo que debíamos hacer hicimos". (Salmo 75: 4-7; Jeremías 9: 23-24; San Lucas 17:10; Romano 3:24; 5:1-2).



En nuestra anterior columna, sobre la discusión de la determinación de la base de cálculo para el diezmo, más de algún participante del foro argumentó, que, no obstante, el diezmo no puede ser entendido como una obligación bíblica para la Iglesia del nuevo testamento (para Israel sin duda lo era como un impuesto de su Estado teocrático), muchos hermanos y hermanas lo hacen, de todas formas, como: un "compromiso personal con Dios", un acto en "conciencia" y porque así "Dios los prospera", luego de lo cual, argumentan usando ejemplos del Antiguo testamento, respecto de los cuales, y de forma completamente descontextualizada, deducen obligaciones normativas para la hermandad de la Iglesia.

Dicho con otras palabras, los que así argumentan, crean preceptos que no existen, y dejan desnuda la práctica de diezmar, como una obra que califica de supererogatoria. Veamos por qué.



1. El ejemplo de Abraham (Génesis Cap. 14).

 La historia es conocida, el patriarca Abraham ofrendó a Melquisedec un 10% del botín que capturó, y por eso como los cristianos somos hijos de Abraham, tenemos que entregar siempre nuestro 10% mensualmente a nuestro Pastor. Sobre esto se puede decir: el Patriarca hizo esto sólo una vez, y en ninguna parte de la escritura él ordena hacer esto como una práctica mensual y periódica.

En todo caso, este versículo es anexo, al lado de la principal “doctrina IEP” sobre el tema, que intenta deducir el deber de diezmo, directamente de los pasajes referidos al impuesto del 10% en especie que pagaban los israelitas, contenido en la ley de Moisés, y luego se buscan trasladar sin más a la realidad de la Iglesia ¿Es esto correcto?



2. El diezmo en la ley de Moisés (Levítico Cap. 27 vers. 30-34).

El diezmo era un impuesto en el Estado teocrático de Israel contemplado en la Ley de Dios expresada en el Pentateuco. Dicho impuesto consistía en la entrega “en especies” (no en dinero) de aportes para el debido sostenimiento del Santuario.

El vers. 30-32 establece el contenido de este impuesto:

"todos los diezmos de la tierra, tanto de la semilla de la tierra como del fruto de los árboles, pertenecen a YHWH. Es cosa sagrada a YHWH, si alguno quiere rescatar algo de su diezmo, añadirá una quinta parte de su valor, todo diezmo del ganado vacuno o rebaño, de todo lo que se pase bajo la vara, el décimo será consagrado a YHWH".

Los destinatarios de dicha norma legal están en el vers. 34, y son expresamente los israelitas: "Estos son los mandamientos que ordenó Jehová á Moisés, para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí".

Cuando, entre nosotros, se quiere reforzar el cumplimiento de este pretenso deber de la Iglesia, se suele conectar este versículo con la admonición contenida en Malaquías Cap. 3 vers. 6-10 que se refiere a los evasores (ladrones) de este impuesto legal en Israel (hijos de Jacob) y que reza:

Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

Ahora bien, de los vers. citados, resulta claro dos cosas: Primero, el diezmo de la Ley de Moisés, era un impuesto del Estado de Israel, y segundo que sus destinatarios son los israelitas (o hijos de Jacob). ¿Pero es esto así porque lo decimos nosotros, o es una interpretación divinamente inspirada?



3. El Concilio de Jerusalén (Hechos Cap. 15).

Los teólogos cristianos serios están de acuerdo que el diezmo era parte de la Ley ritual de Moisés y no de la Ley Espiritual-Moral. Por lo mismo, se debe tener claro que cuando Jesús en Mateo Cap. 5 ver.17, afirma que viene a cumplir la Ley y no a derogarla, se refiere a los aspectos espirituales morales de la Ley y no a los rituales, pues si no, no se explica que haya propuesto un evangelio universal para toda criatura (judíos, samaritanos y gentiles).

Ahora bien, sobre la derogación de los aspectos rituales de la Ley de Moisés, en el contexto de la Iglesia, se debe tener presente los correspondientes versículos referidos a la polémica contra los judaizantes en la Iglesia primitiva. En efecto, está polémica tiene su solución en el primer Concilio de Jerusalén descrito en Hechos Cap. 15 vers. 14-30 en el cual se dice:

"Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, a los cuales no mandamos; y "Que ha parecido bien al Espíritu Santo, y á nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias, Que os abstengáis de cosas sacrificadas á ídolos, y de sangre, y de ahogado, y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. (vers. 24-26).

Este acuerdo, en consonancia con el evangelio universal de Jesucristo, y conforme a revelación directa del Espíritu Santo, es una derogación expresa de la Ley ritual de Moisés. Por el hecho, del ser realizada por inspiración del Espíritu Santo, no está en contradicción con lo afirmado por Jesús en los evangelios, y en consecuencia debe quedar desechada toda posibilidad de ver en esto una contradicción, sino que nos lleva a concluir que se debe interpretar el Evangelio, como un don, una gracia que es ante todo por fe, (más el justo por la fe vivirá, Epístola a los Romanos Cap. 1 vers. 17) y no por obras (impuestas por hombres).



4. Un apéndice, el pasaje de Elías y la viuda (1ª Reyes Cap. 17).

No faltó el hermano que citó el pasaje de Elías y la viuda. Y que pretendió ver en esto un ejemplo que nos obligaría como cristianos a dar, inclusive, lo poco que tengamos a la IEP. Sobre esta historia, no resta más que decir, que claramente esto no puede ser entendido como algo cotidiano, sino como una situación de excepcionalidad, un verdadero estado de necesidad, para un caso concreto y específico, de alguien que necesita nuestra ayuda urgente.

El diezmo como es propuesto por la doctrina IEP es algo periódico y cotidiano, no algo excepcional. En eso radica la principal diferencia. En dicho sentido la Biblia no dice que la Viuda deba morir de hambre, “todos los meses” para alimentar al Profeta. Los contextos no pueden ser obviado al momento de analizar los versículos bíblicos. Y es que muchas veces se monetariza el discurso, e incluso mucha gente cae en una mentalidad de compra-venta de indulgencia en cuanto a su perspectiva del evangelio. Y ojo que esto no viene sólo de los pastores, sino de parte de la misma hermandad que compensa con dinero el verdadero sentido espiritual de "ser" un cristiano y no sólo de "parecer" un cristiano.



Conclusiones.

Con este artículo buscamos que la gente medite, piense, reflexione ¿Los cristianos debemos ayudar materialmente la expansión del evangelio? Nosotros creemos que sí. Luego ¿Los cristianos debemos ayudar a la capitalización inmobiliaria de corporaciones, al derroche, al despilfarro, o al enriquecimiento de los ministros? Creemos que no. Ese es el punto.

Luego, que pasa con todos aquellos que afirman que diezman porque esto es algo: “voluntario…pues somos de aquellos que hemos hecho un compromiso personal con Dios".

Sobre estas afirmaciones se debe distinguir: Primero, preguntarnos, si ese compromiso "personal" es luego oponible como deber bíblico y genérico a todo hermano. Si esto es así, surge el problema si este deber sería genérico, no obstante, no estar consagrado para la Iglesia en el Nuevo testamento.

Cuando un pastor o un hermano afirma que "todo cristiano”, está obligado a un deber que no consta en las Sagradas escrituras para la Iglesia, nos vamos directo al problema de las obras de supererogatorias con las cuales partimos este artículo. Nuestros artículos de la fe dicen sobre éstas que “no pueden enseñarse sin arrogancias e impiedad”.

Finalmente ¿Se puede en verdad afirmar que Dios ama al dador alegre, sólo cuando entrega monetariamente el 10% de sus entradas brutas? Acaso Dios no ama al que alegremente entrega el 5%, el 1% de sus entradas brutas o líquidas a la obra, o si además lo hace entregando su trabajo para la Iglesia, o sus conocimientos, o sus primicias, o simplemente “una blanca” (en el caso de hermanos pobres).

Dar "alegremente", no equivale a dar obligatoriamente el 10% de los ingresos monetario brutos. Si hacemos cosas que no están ordenadas como deber para los cristianos por las sagradas escrituras, y pretendemos con esto "agradar" a Dios, amén de imponérselas a los otros hermanos, estamos en el campo de las obras supererogatorias, y ya hemos visto lo que nuestros artículos de la fe dicen sobre estas, con bases bíblicas expresamente citadas.


Editores

EL DESEO DE ESTE GRUPO EDITORIAL:

QUE LA IGLESIA SEA REFORMADA CONFORME AL MOLDE DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS, Y SIN ESPACIO ALGUNO PARA LA CORRUPCIÓN ESPIRITUAL NI MATERIAL.

Revista Observatorio IEP

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Fe y razón