Editorial: El partido del poder de la IEP y la despreocupación por los pastores diaconos y probandos



Introducción, una historia que se repite.


Una historia conocida y repetida para varios pastores IEP, entre esos ministros que no poseen poder institucional.


“Un pastor que fue diácono por varios años, que entregó su vida a la obra, se enferma de gravedad, acude a tratamiento, y finalmente muerde producto de la enfermedad. Ha prestado servicio como pastor por décadas, pero de repente, una vez expirado, su mujer, ahora viuda, se encuentra en la más absoluta desprotección social, él mismo difunto se encontraba en una situación de desprotección social, por lo cual su familia debe asumir los costos del tratamiento de su enfermedad.


Las autoridades de la IEP, ya no los consideran parte de los colegas pastores y lo único que le interesa, más que el duelo de sus deudos, es que entreguen pronto la casa pastoral para instalar un nuevo pastor que espera.


No hay seguros de defunción, no hay montepíos, no hay indemnizaciones, ni coberturas de gastos de salud, aquella familia ha dejado de ser una preocupación para las autoridades de la iglesia”.



Muchos son los pastores y sus mujeres (quienes ejercen el ministerio por igual) sin poder institucional que se encuentran en una situación de absoluta desprotección social en vida, y como hemos dicho antes, en muchos casos las causas de aparentes manejos indebidos de fondos al interior de iglesias locales IEP, surgen de la falta de control, y la falta de transparencia, pero también en no pocos casos, de la falta de condiciones para ejercer el ministerio, como por ejemplo, la nula previsión social institucional, cotizaciones para la vejez, seguro de desempleo, seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, previsión de salud para el pastor y para su familia dependiente. Éstos  no son aspectos que sean de preocupación de la actual o pasada cúpula que gobierna la IEP.




Medidas necesarias para el “mejoramiento del ejercicio de la función pastoral”.


La IEP es lo suficientemente grande económicamente e institucionalmente para establecer un sistema solidario de bienestar para sus trabajadores, esto es, sus ministros y sus esposas (ambos trabajan para la iglesia).


Es posible implementar un sistema de reparto financiero, en el cual se establezca un sistema de acceso universal a cotización de AFP (para asegurar la jubilación), imposiciones de salud (FONASA o ISAPRE que ofrezca un paquete institucional), pago de seguro de desempleo, de seguro de accidentes del trabajo e invalidez, y sumado a esto, la creación de un fondo para aportar a la educación de hijos menores de edad y estudios superiores hasta la edad legal, fondo para pagar feriado legal, y en general asegurar que todos los pastores y sus familias no les falte la cobertura básica de todo trabajador conforme a la legislación laboral vigente.


Este sistema no es difícil de articular, y tampoco imposible de financiar, pero debe existir la voluntad política para hacerlo, y saber que los que tiene iglesias que reciben más ingresos deben cooperar proporcionalmente y con más fuerza a sustento de este sistema solidario.


Si esto es posible, si existen lo medios, ¿Por qué no se hace? ¿Cuál es el origen de la indolencia?



El ejercicio del poder sólo en beneficio propio


El Pastor Sepúlveda ha tratado de elevar un argumento, su propio relato de cuál es su misión en la IEP. Aún antes de asumir su ilegal superintendencia, desde la época que era el representante ilegal del ultimo Superintendente, ha querido presentarse como la autoridad que llevará adelante una reforma que sea la solución a los problemas que aquejan a la IEP, en otras palabras, que su relato es que con su autoridad podrá inaugurar un nuevo ciclo de renovación para nuestra alicaída IEP.


Sin embargo, desde que aceptó cerrar un trato de sucesión a cambio de encubrimiento con los cercanos al fallecido Pr. Valencia, e imponer contrariando la ley y estatutos una elección sin previa reforma de la IEP, el Pr. Sepúlveda se ha erigido como parte del ciclo político que muere y ha renunciado a ser el primero de un ciclo político que nace, es decir, el Pr. Sepúlveda ha decidido ser parte de la decadencia de la IEP y no de la solución a los problemas institucionales que nos aquejan, pues ha tomado parte decididamente en el odiado sistema corrupto negándose a dar pasos en dirección a su desmantelamiento.


Hace algunos días realizamos una encuesta simple entre pastores diáconos y presbíteros colaboradores con nuestro Grupo Editorial, con la finalidad de reunir sus opiniones y propuestas en torno al estado institucional de la iglesia. En este contexto le preguntamos por mail, por teléfono o por correo: ¿Cómo juzga Ud. el actual estado de nuestra iglesia? 

Se escucharon las siguientes opiniones:


Un Pastor Presbítero afirma: “…tenemos prácticas impresentables, en la cual todavía se siguen negando los hechos, diciendo que todo va bien, cuando todo va peor, y esto hastía a la gente, no solo a la hermandad sino a los propios consiervos que ven que la iglesia se sigue hundiendo”.


Un Pastor Diacono expresa: “…hasta hoy cuando uno pregunta por el caso de las licencias falsas, o por cualquier otro caso de corrupción, siempre se responde, que mientras no haya dictamen judicial que no condene las personas son inocentes. Yo creo que este es un argumento en extremo, esto no puede ser el argumento de los dirigentes de la IEP, pues ellos deben tener estándares ministeriales éticos superiores. La moral debería ser distinta, pero siempre parece que cada paso que se da en los Estudios y Conferencias  los Presbíteros obran sólo bajo la lógica del todo vale para mantener el poder. Casi todos -los presbíteros- quieren poder y solo poder, y no les interesa el futuro de la IEP, no les interesa la reforma, no les interesa hacer el bien por la Iglesia de Cristo”.


Otro Pastor Diacono es lapidario: “sólo les interesa el poder y el dinero”.




El poder como droga.


Numerosos estudios sociológicos y psicológicos aplicados a la política en grupo organizados han demostrado que el poder opera realmente como una droga, y que quienes lo ejerce se vuelven adictos a éste. 

Esta patología, siempre es institucionalmente originada, pues se da con mayor frecuencia y profundidad en los sistemas de poder absoluto, ajenos a control, a la rendición de cuentas, y al hacerse responsables por las conductas de mando.


Esto es claramente lo que se ve en la IEP, a los que poseen hoy el poder institucional absoluto, esto es al Superintendente y al Cuerpo de Presbíteros (existen excepciones, pero claramente no son la mayoría). A ellos sólo les interesa mantener el poder, no les interesa el bienestar de los pastores sin poder institucional (diáconos probandos), no les interesa la hermandad, las viudas, la sociedad que los rodea, solo les interesa el dinero y mantener el poder. 

Esta es la razón de porque aun siendo la IEP tan grande, existen pastores y sus esposas sin seguridad social, pues al presbiterio no le preocupa, no le interesa, no le importa, no es su problema, l situación de sus consiervos sin poder. Su único problema, el que capta toda su atención, es mantener su poder y nada más. Como los “de abajo” no los eligen, no responden ante ellos, generándose con esto el divorcio entre los problemas de los pastores inferiores y los que mandan.


Esta actitud de preocuparse sólo de sí mismo, está en un proceso de agudización. Hay más dinero que en épocas anteriores y todos quieren su parte, de modo tal que el pudor se ha perdido (ejemplos sobran). 

Esta es la raíz del problema moral de la sucesión del Pr. Sepúlveda, que una vez llegado al poder impone el “no movamos nada olvidémonos de todo lo que ocurrió”. Lo dicho es demostrable por el simple hecho que no existe ni existirá una comisión para ver abusos del sistema corrupto del Pr. Valencia, ni tampoco para modificar malas prácticas. Un viejo anciano Presbítero expresa: “La IEP hace un pacto con el diablo, y baila en la cuerda floja de la corrupción, Dios tenga misericordia”.




El partido del poder (y del dinero)


Desde la instauración de sistema corrupto valenciano a finales del siglo pasado, en la IEP se armó una elite, un partido del poder, el cual está representado por los presbíteros al servicio del sistema corrupto y presidido por el Superintendente de turno. 

El proyecto común de este partido es que todos ganan con el “negocio” tal cual está. Pero esto con el costo que se desatienden otras cuestione importantes para todo el resto de pastorado y por supuesto de la hermandad. La consigna, y el programa del partido del poder es simple “reunir dinero y concentrar poder y repartirlo entre sus miembros”.


En la IEP hoy existe en los hechos un régimen oligárquico-plutocrático, con un sistema corrupto en lo institucional y “prostituido” al dios Mammón (poder y dinero). Por eso, la elección de las Conferencias recién pasadas fue una farsa, por eso la IEP está y seguirá siendo destruida, pues la ideología del partido del poder es velar sólo por sus intereses a menos que algo cambie.




Vientos de cambio(?)


Pero no todo está perdido, ya hace algunos años un grupo de pastores presbíteros se levantó contra el Superintendente en razón de caso de las licencias. También han surgido iniciativas como la de las Conferencias de La Calera, cuando un grupo de hermanos se organizó para llevar una solicitud ante las autoridades en la cual abogaba por una reforma. En los últimos años, cuando en las Conferencias se trataron de imponer acuerdos sin existir verdaderamente acuerdo, los Presbíteros se hicieron sentir. Y por supuesto está el llamado de conciencia por parte de esta página y de otras que participan en la discusión de ideas desde distintas veredas de pensamiento. La hermandad no es la misma de antes, y ahora es hora que los pastores diáconos y probandos despierten. La reforma no vendrá sin una toma de conciencia de todos los actores.



EDITORES

EL DESEO DE ESTE GRUPO EDITORIAL:

QUE LA IGLESIA SEA REFORMADA CONFORME AL MOLDE DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS, Y SIN ESPACIO ALGUNO PARA LA CORRUPCIÓN ESPIRITUAL NI MATERIAL.

Revista Observatorio IEP

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Fe y razón