Sobre el apoyo patrimonial a la Iglesia a través de ofrendas, donaciones y diezmos


Estimados lectores:

Más allá del fundamento y justificación del diezmo, como forma de aportar al sustento de la Iglesia, no cabe duda que es un deber de todo cristiano apoyar la obra de evangelización, y esto, desde un punto de vista no meramente espiritual, sino también material.

Ahora bien, el aporte del cristiano a la obra puede ser tanto en dinero, como en bienes -distintos al dinero- ofrendados, o como horas de trabajo-hombre.

Es decir, el hermano que dedica tiempo como trabajo-hombre a la construcción de un templo o de unas dependencias de éstos, o la hermana que trabaja en la limpieza o en la cocina, están ofrendando este tiempo, cuyo valor material se expresa en que la Iglesia no tendrá que contratar los servicios remunerados de trabajadores externos. Lo mismo con toda la gente que con sus conocimientos propios de su oficio, o de su profesión apoyan a las labores de la Iglesia.

Luego, los bienes donados a la Iglesia, sean de cualquier naturaleza y que se coloquen al servicio de sus labores, también es un apoyo material.

Finalmente viene el tema del aporte en dinero mensual. Parece ser una doctrina oficial de la IEP que los hermanos activos deben diezmar y ofrendar. Y claramente le da una interpretación monetaria a esto (por lo menos en la congregaciones urbanas, en las rurales se usa aún el sistema de primicias y donaciones en especie), que involucra que se debe aportar el 10 % de los ingresos en dinero.

La pregunta, que aún nunca ha sido aclarada, es cómo debe calcularse esta base imponible del diezmo mensual.

Si, sobre la base de los ingresos brutos efectivos, esto es, ingresos que incluyen los costos fijos de vida familiar, o sobre la base de los ingresos líquidos de los hermanos, esto es, excluidos los costos fijos de vida familiar.

Nos explicamos: 
Un hermano que gane $1.000.000-. como remuneración líquida (una suma que muy pocos hermanos ganan en la iglesia), ¿debe pagar $100.000-. de diezmo? o debe proceder previamente a deducir todos sus costos de vida fijos, como por ejemplo, el dividendo o arriendo de la casa, la luz, agua, gas, matriculas de colegios, etc.

Es decir, si ese hermano recibe $1.000.000-. líquidos, ¿debería descontarle a esto?

 -$250.000 dividendo o arriendo.
- $200.000 matricula escuela de tres niños.
 -$100.000 luz, agua, electricidad.
-$300.000 alimentación, vestido.
-$60.000 transporte.

En dicho caso, en total que le quedaría la suma de $90.000 como liquido descontado costos de vida (no hemos incluido ahorro), es decir, esta suma sería su verdadero dinero de libre disposición, por lo cual su deber de diezmar quedaría fijado en $9.000.

Este no es un tema menor, pues de sostener que los costos fijos de vida no deben ser descontados, estaríamos afirmando que un hermano tiene que sacarle el pan de la boca a su familia para darsélo al pastor. ¿Es esto preciso y justo, sobre todo con hermanos que ganan mucho menos que el ejemplo que hemos puesto, y que apenas les alcanza para cubrir sus necesidades del mes? 

En nuestra opinión, la IEP debería ir pensando en un sistema de repartición solidaria entre iglesia ricas patrimonialmente, respecto de las que no lo son, o dar un paso hacia pastores autosustentados (que trabajen y ministren), y no cargar la responsabilidad de sustentar una institución cada vez más grande, y por ende onerosa en sus gastos, sobre gente muchas veces pobre, endeudada, o que simplemente no le alcanza para llegar a fin de mes.

Si van a insisitir en el diezmo, sepan los hermanos que debe ser calculado descontando sus costos de vida fijo, y que de todas formas, siempre podrán cooperar en la Iglesia con su trabajo y su tiempo, o con bienes que quieran donar para la obra. Al fin y al cabo, esta no es una obra centrada en el dinero y en la capitalización inmobiliaria (comprar terrenos y edificar), ni menos en la de mantener estilos de vida suntuosos, sino en llevar adelante el mensaje del evangelio, el cual sólo necesita corazones dispuesto a hacerlo.
 
LOS EDITORES

EL DESEO DE ESTE GRUPO EDITORIAL:

QUE LA IGLESIA SEA REFORMADA CONFORME AL MOLDE DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS, Y SIN ESPACIO ALGUNO PARA LA CORRUPCIÓN ESPIRITUAL NI MATERIAL.

Revista Observatorio IEP

Revista Observatorio IEP
Fe y razón