Salida del Pastor Eliseo Caro de Sargento Aldea y el fin de la antigua cúpula IEP

La IEP es una institución religiosa que une a cristianas y cristianos verdaderos, que por fe ejercen distintos ministerios para cumplir con la única misión de la Iglesia, predicar el evangelio, pero asimismo es una organización humana con vínculos de dinero y poder, sobre todo en las esferas más elevadas de su estructura jerarquíca.

La mala práctica de ejercer poder mediante cúpulas y no con la institucionalidad establecida, es una mala práctica que a nivel IEP tuvo sus origenes en la época del Superintendente Silva, quien al asumir su puesto, pasó a cuchillo a su principal rival, el Pastor Soto, antiguo pastor de la Cisterna, e instaló a sus aliados en las principales iglesias de Santiago. De todas formas un poder total desde la Superintendencia, en los antiguos estatutos, no era viable, pues el Superintendente siempre tuvo un contrapeso en la figura del Presidente de la Corporación, una autoridad democráticamente elegida por la Conferencia antigua, que a diferencia de la actual era integrada por todos los pastores y los delegados de la hermandad.

Dicha mala práctica se ahondó en la la IEP en la época del Superintendente Valencia, sobre todo porque pese que dicho pastor fue elegido por el Presbiterio, adoptó pronto la misma práctica de su antecesor y pasó a cuchillo a los antiguos pastores que le competían el cargo, e instaló a sus principale aliados en las principales iglesias de la capital. Además de lo anterior, el Superintendente Valencia entró en conflico con el antiguo Presidente de la Corporación (estatutos antiguos 2424), el entonces Pastor Oséas Galvez, elegido anualmente por la Conferencia para dicho importante cargo corporativo. El Superintendente Valencia pra pasarlo por encima comenzó a incurrir en prácticas contrarias a los estatutos vigentes, tomando decisiones pasando por alto la autoridad de dicho Presidente de la Corporación, hasta que aprovechando a nueva ley de estatutos promovió con su abogado la reforma total de los estatutos eliminado dicha figura incómoda.

Ahora bien, con los nuevos estatutos vigentes (los actuales de Derecho público), se estableció que el Cuerpo de Presbíteros es la autoridad máxima junto al Superintendente, pero nuevamente esto lo incomodó, cuando quiso tomar decisiones por sí mismo pasando por alto lo anterior. La mala práctica se profundizó cuándo en esa época, el Superintendente Valencia quiso tomar decisiones solo con su Directorio, en concreto sus lugartenientes de la época, los pastores González (La Cisterna) y Caro (Sargento Aldea) y esto trajó la primera gran crisis, cuándo, ante evidentes casos de corrupción que tuvieron efectos a nivel nacional, no hizo nada y pretendió ejercer el poder solo con su cúpula, hasta que los pastores presbíterios ejercieron su autoridad estatutaria, entre otras cosas, motivados por varios artículo fundados documentalmente que fueron publicadas en este medio.

 La cúpula orginal de Valencia estaba integrada por el referido Pastor Caro. Ascendió con él, ejerció el poder con él, hasta que asumió que podía ser su sucesor. Esto lo enemistó con el Pastor González de La Cisterna (Director ejecutivo) quien sirvió su puesto como un pastor conciliador en palabras de muchos consiervos, pero con un sentido de la lealtad al hombre (Valencia) más que a la Iglesia. 

Este primer quiebre de la cúpula original del Superintendente Valencia fue absoluto cuándo los presbíteros comenzaron a ejercer su poder y a exigir ser citados para las decisiones importantes de la Iglesia y llegaron a pedir que rindiera cuentas de su actuar. De hecho se cuenta que ante la crisis insitucional, el Pastor Rojas Dinamarca, decano (más anciano) del Cuerpo de Presbíteros le pidió su renuncia, después de lo cual, el Superintenden Valencia se enfermó y nunca más compareció ante el Presbiterio, enviando solo a su representante.

La cúpula original quedó devastada ante lo anterior, el Pastor Gonzaléz ya en su vejez fue abandonado cuando no tuvo más poder ni más influencia, por su parte el Pastor Caró pasó a ser oposición de su antiguo líder Valencia, al ver que no se le daba espacio para la sucesión en la Superintendneica. Por su parte el propio Superintendente Valencia (su familia más bien) en el ocaso de su salud y poder buscó un sucesor que le asegurase impunidad y dinero a cambio de apoyar su sucesión, y para ese pacto, estuvo dispuesto a vender su alma el ex superintendente Sepúlveda (hoy descontinuado como pastor y hermano).

Con todo, no se debe olvidar que en la reunión de elección del ex Superintendente Sepulveda, el Pastor Caro sacó una votación no menor, cuestión que alimentó su ambición, publicamente comentada por él mismo, de llegar a ser algún día Superintendente de la IEP. Esto lo mantuvo desde el primer momento como un enemigo peligroso para Sepulveda. En el desarrollo de estos acontecimientos, Sepulveda intentó seguir la mala costumbre de instalar en las Iglesias de Santiago a sus colaboradores, y de hecho sacar al Pastor Caro era parte de ese plan, pero como ya se sabe, se descubrió un hecho que dinamitó su posición moral frente al cargo más alto de la IEP y esto terminó costándole el puesto. 

Fuentes al interior del Presbiterio nos informan que a la caída de Sepulveda, el Pastor Caro trató de instalar la idea de que cómo el había tenido una votación alta en la anterior eleción a Superintendente podía optar a tomar cargo, y otros que gente cercana trato de instalar hacerlo, en ultima instancia, un cargo rotativo y no vitalicio. Lo cierto es que en la caída de Sepulveda vio la oportunidad a tomar el puesto que siempre quiso, pero no contó que La Calera, iglesia centenaria y con una autoridad moral elevada en la IEP tenía una mejor posición frente al pastorado (el liderazgo desde Santiago venía desprestigiado desde Valencia) cuestión que llevaría que finalmente se impondría el Pastor Aldo Córdova.

Ahora bien, independiente de este juego de poder a nivel institucional, el Pastor Caro tenía también el frente interno de su iglesia bastante movido, acusado de prácticas dictatoriales y maltratos por parte de su conregación, tenía dos frentes descubiertos. Hoy asistimos al fin politico del Pastor Caro y con ello al canto del cisne de la antigua cúpula corrupta que le dió el nombre original a esta página, y que fue iniciada en la nefasta época del Superintendente Valencia. Cómo se puede apreciar, el anillo de poder enceguecé a muchos, la ambición y el poder nubla el juicio, y los que antes se sentían poderosos luego quedan relegados en el juego de tronos.  La única forma de cerrarle el paso a esto es fortaleciendo la democracia espiritual de la Iglesia (nación de sacerdotes), la trasnparencia y el hacer sentir a los pastores que son hermanos servidores de su prójimo y no príncipes o ungidos.

Que esta crónica sobre la vanidad de las vanidades, la búsqueda del poder haga reflexionar a gente como el hermano Caro y a todos nosotros que queremos servir en la obra desde donde el Señor nos ha puesto.

 

Los Editores

 

 

 



EL DESEO DE ESTE GRUPO EDITORIAL:

QUE LA IGLESIA SEA REFORMADA CONFORME AL MOLDE DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS, Y SIN ESPACIO ALGUNO PARA LA CORRUPCIÓN ESPIRITUAL NI MATERIAL.

Revista Observatorio IEP

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Fe y razón